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Alarcón?... He's gone!

Por PEPE FORTE/Editor de i-Friedegg.com,
y conductor del programa radial semanal AUTOMANIA
que se transmite cada domingo de 12:00pm a 1:00pm ET
por WQBA 1140 AM, y de EL ATICO DE PEPE, de lunes a viernes
de 5:00pm a 6:00pm ET, por WAQI 710 AM,
en Miami, Florida, ambas emisoras de UNIVISION AMERICA

Posted on July 4/2013

“Por esa puerta se entra y por esa puerta se sale”, expresó salomónico Raúl Castro, el mandamás de a dedo de Cuba, al referirse a la defenestración de Ricardo Alarcón, anunciada en el VIII Pleno del Partido Comunista de La Isla el miércoles 3 de julio del 2013. Castro Number Two (ahora No. 1), cerró la frase diciendo que tal no significa ningún demérito. Sólo que para quienes conocen la orwelliana neo-lengua del castrismo saben que cuando te citan como “liberado de sus funciones”, a veces es mejor que te parta un rayo.

Ya ha pasado mucho tiempo de Revolución como para creer que sacar del Politburó a un "histórico" como lo fue Alarcón representa un simple y noble retiro. En el mejor de los casos cuando ello ocurre, es porque el “vaporizado” —para seguir con Orwell—, lo menos que tiene es un mal terminal, que la prensa cubana siempre define candorosamente después que cantas El Manisero, con el eufemismo de una larga y penosa enfermedad.

Alarcón no es el único que se fue por la tronera en esta última partida de billar del Comité Central, pero sin duda —ahora con el siniestro No. 8 de la charada a la espalda—, era la bola más famosa.

Otras purgas de medio siglo en una asamblea de este corte, aunque no tan drásticas como las de Hussein en los mejores tiempos de su temible partido BAAS en Iraq en que al eliminado le pegaban un tiro al salir justo detrás de la puerta, terminaron con el encarcelamiento o el llamado “plan piyama” a funcionarios del PCC o el gobierno cubanos, entre una amplia gama de las modalidades de caer en desgracia, la máxima de ella, que te fusilen como a Ochoa.

Para estos “siquitrillamientos” cíclicos, parte inherente del proceso, siempre hubo "motivos supremos". La mayoría de ellos, cuando invocados, no los verdaderos. Acuérdate que los estalinistas son los reyes del sofisma; jamás se dijo que Ochoa conspiraba, sino que se corrompió. ¿Qué hay detrás pues de la remoción de Alarcón?

No se trata de corrupción ni de que su modo de vivir, comparable al de aquel gobernador General de la Isla, Dionisio Vives —sí, ese mismo, el de si vives como Vives vivirás, por la opulencia de su existencia práctica—, que sentencien a Alarcón con el “inmoral” pecado de vivir como un millonario entre un pueblo oficialmente reconocido por quienes lo gobiernan como un estado de obreros y campesinos. Alarcón claro que es tan corrupto y tan vivebién como todos los demás "pinchos". Y dale con Orwell otra vez: todos los funcionarios del gobierno cubano son corruptos pero hay algunos que son más corruptos que los demás.

Alarcón era un corrupto y chupador de rabo de jutía de los autorizados a más alto nivel, del círculo más elevado de la intocabilidad, casi como Fidel y Raúl. Ninety nine percent...

Pero llega el momento en que el 1 pesa más que los otros 99.

A lo largo de su carrera política en el establishment tropical, Alarcón ha vivido como se dice allá, como Carmelina —y por la calle ‘el medio—; se compró la antología de Los Beatles en 1996 —de lo que veladamente alardeó en el discursillo que hizo en la inauguración de la estatua de Lennon en un parque de La Habana—; todas las corbatas de seda que le dio la gana en la Quinta Avenida de Nueva York, y se ha comido tantos bistecs tipo Morton’s con perejil y papitas fritas á la americaine que, si los cuentas todos, terminas sorprendiéndote de cómo es que todavía no tiene cáncer en el colon.

Detrás del —riqui-riqui-riqui-riqui…— serruchado de piso de Alarcón hay otras razones, no las clásicas —y hasta manidas por excesivamente trilladas del último medio siglo para 'partirle las patas' al funcionario de turno venido a menos— dignas de estudio y que no debemos ignorar.

Alarcón era un hombre de Fifo. Y ahora el que manda es Raúl. Y Raúl, después de supervivir a decenas de Reflexiones del Comandante que funcionaron como manotazos a los cambios que él como el infeliz Sísifo con su piedra cuesta arriba quería llevar a la cima, parece que ahooooooora es que esta pudiendo comenzar la chinización de Cuba. Por eso ha hecho estas movidas de la última hora de autorizar los viajes, las ventas de casas y autos, y una flexibilización en la salida al extranjero de disidentes y opositores famosos a los que no se les permitía apartarse más de tres cuadras de casa —léase Yoani , Bertha Soler, y Fariñas—.

Y en ese esquema de “mejoras” —equivalentes además al lavado de cara engañabobos con que Occidente se babea—, en el afán de continuar detentando el poder pero con nueva fórmula ejecutiva que cambiará el ropaje del sistema pero no su esencia ni su renuncia a ella, Alarcón sobra. Y bien empleado le está.

Bien empleado le está, decimos, porque a la larga, la Revolución, ciega, inmune al agradecimiento, feroz e implacablemente oportunista, como Saturno, continúa devorando a sus hijos. Después de años de fidelidad —conveniente fidelidad, es verdad, pero fidelidad al fin y al cabo—, esa gran guarapera que es la Revolución Cubana, defeca por detrás después de sacarle el jugo a un Ricardo Alarcón transmutado en bagazo.

Alarcón no encaja en la nueva mezcla que Raúl prepara. El cernidor es fino, muy fino, y Alarcón, una burdo guijarro, no pudo pasar el tamiz de los pocos que se quedarán para la nueva espuerta de arcilla de dirigentes, a pesar de que es un pepillo según su edad en la gerontocracia del Comité Central en la que el más chiquillo pasa de 80 años, y Alarcón apenas —apenas— tiene 76. Pobre Ricardito, todavía tenía futuro…

Raúl comenzó poco a poco —y con gran esfuerzo— la desfidelización de su escuadra. Los Lages, los Hasanes y los Pérez-Roques fueron eliminados aún cuando parecía que era faena imposible hacerlo; ahora trepó con su bisturí a un estrato más elevado, el de los que parecía que llevaban crazy blue en las suelas de los zapatos en las oficinas del Comintern habanero, y allí ejecutó su extirpación de tejidos viejos. Como Alarcón. Ojo, que vienen cosas más interesantes…

En cuanto a él como tal… ¿qué decir de Ricardo Alarcón de Quesada? Después que Cuba dio mentes tan brillantes como Varela, Saco, Martí o Varona, resulta que aparece Alarcón, todo un ñame con corbata —son de Saks, ya te dije, y no de liquidación—, para decir disparates antológicos como aquella respuesta que le dio al joven cubano acerca de viajar (“sólo viaja una fracción de gente en el mundo; si todo el mundo volara se formaría una trabazón tremenda de aviones en el aire”). De tener el Libro de Récords Guinness un capítulo dedicado a las estupideces, a esta no la destronaría ninguna otra. Qué bochorno; si Alarcón fuese mi papá, te juro que lo negaría antes que el gallo cantase no a la tercera, sino a la primera vez. ¡Ay, la esposa!, tener de marido a semejante morón…

Pero ése era el modo que tenía Fidel Castro de burlarse de la diplomacia mundial y pisotearla; Alarcón, caray, canciller de Cuba, representante del país en la Naciones Unidas… y, además, lo que alguna gente creía, que para los americanos, Alarcón era our man in Havana.

Lo más triste de todo es que le hizo creer a miles de personas que era un tipo inteligente. Ya ves pues que tener cabeza de bombillo no significa necesariamente que seas un tipo brillante ni que tras la amplia frente anide un filamento de tungsteno, sino un melón de Castilla, probablemente hueco, para colmo.

Y, para rematar, un ser abyecto. ¿Te acuerdas cuando en una entrevista con Ángel Zayón ante las cámaras de televisión cínicamente negó ver a los familiares de Hermanos al Rescate que a sólo pasos de él se paseaban con las fotos de los cuatro muchachos abatidos por los MiG's cubanos?

Ése es —o ese era— Alarcón. Castigo sin palo ni piedras; allí, en su propia salsa, qué bien le pega ahora la canción Ojalá de Silvio Rodríguez, ya no cual quimera, sino como realidad tangible. Para no verte tanto, paro no verte siempre, en todos los segundos, en todas la misiones...

Ya pasó, como dice la letra, algo que te borró de pronto, querido Richie... Raúl te sacó el plug. De modo que ahora a la pregunta que se hacen en Washington de, where’s Alarcón?, hay una respuesta: ¿Alarcón?, Alarcón is gone!